domingo, 2 de mayo de 2010

Quizá

Quizá no debería decir, lo que ya todos muchos sabemos. Quizá debería callar, lo que muchos ya no queremos oir. Pero no lo puedo evitar, estás aquí y tu me impulsas  a escupirlo.
No te preocupes, no merece la pena. Todo cambia según como lo sientas.

Tras la ventana escucho llover, mientras otras personas ansían la lluvia. Tienen sed, tienen hambre mientras yo me arrepiento de esas últimas onzas de chocolate.

Quizá no debiera decirlo, quizá no me quieras oir.  Pero nuestra polaridad tiene que tener algún significado. Si estamos ambos aquí pero, a la vez ahí, tiene que ser por algún sentido. Dímelo tu, yo no lo encuentro mas si lo siento.

Quería huir de ti, lo prometo. Por eso cogí ese gran puñado de arena, que ardía, que abrasó mi mano. Pero ahora llueve y esa arena se convirtió en barro. No entiendo nuestras contradicciones, no entiendo porque tuvimos que nacer en esos mundos tan distintos.  Quizá tu si las sepas dime, por favor, porqué llueve en mi lado de la cama y en el tuyo no.

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